Las mitocondrias son organelas citoplasmáticas implicadas en la fosforilación oxidativa. La cadena respiratoria mitocondrial está compuesta por cinco complejos y dos moléculas que actúan a modo de nexo de unión o lanzadera, la coenzima Q y el citocromo c. La función mitocondrial está regulada por un doble sistema genético, uno propio, el ADN mitocondrial (ADNmt, procedente del óvulo) y el otro -común al resto de la economía- el ADN nuclear (ADNn), implicado en la síntesis e importación de la mayor parte de sus proteínas.
Esta circunstancia condiciona que las enfermedades mitocondriales sigan un patrón de transmisión particular, bien de forma autosómica (dominante o recesiva) para las alteraciones que tienen lugar en el ADNn y vertical o materna para las alteraciones del ADNmt. El amplio abanico de alteraciones en el metabolismo oxidativo mitocondrial, condiciona cuadros heterogéneos englobados bajo la denominación de enfermedades mitocondriales, reservándose el término citopatías mitocondriales para disfunciones de la cadena respiratoria mitocondrial.
La expresión fenotípica de una mutación patogénica del ADNmt no sigue las reglas de la herencia mendeliana y depende en gran medida de las proporciones de ADNmt normal y mutado que existen en un tejido en particular (heteroplasmia). El efecto umbral representa la proporción mínima de ADNmt mutado necesaria para alterar el metabolismo oxidativo a un nivel suficiente para que se produzca la disfunciónde un determinado órgano o tejido.
Prácticamente, cualquier síntoma o constelación de síntomas relacionados con afectación de cualquier sistema, órgano o tejido puede ser reflejo de disfunción mitocondrial, siendo especialmente sugerentes los hechos siguientes:
1) Evidencia de trastorno multistémico progresivo, que afecte en proporción y cronología variable al SNC, sistema nervioso periférico, ojos, audición, musculatura estriada y corazón.
2) Oftalmoplejía externa progresiva, en especial si va asociada a retinitis pigmentaria
3) Asociación de polimioclonías y ataxia
4) Existencia de ataxia cerebelosa con trastornos sensoriales propioceptivos
5) Debilidad muscular e intolerancia al ejercicio asociada a un síndrome neurológico
6) Episodios neurológicos recurrentes y parcialmente progresivos (stroke-like), tales como hemiparesia, hemianopsia, ceguera cortical o migraña
7) Síndrome de talla baja y déficit de audición progresivo.
No existe un tratamiento específico curativo para estos procesos, limitándose la actuación médica a proporcionar medidas paliativas, generales y farmacológicas. Entre las primeras se destaca:
a) Evitar situaciones de estrés térmico (fiebre o temperaturas bajas)
b) Evitar ejercicio físico intenso
c) Proscribir el uso de fármacos depresores de la cadena respiratoria mitocondrial (fenitoína, barbitúricos) asi como inhibidores de la síntesis de proteínas mitocondriales (cloranfenicol, tetraciclinas) o del metabolismo de la carnitina (ácido valproico). El manejo farmacológico
incluye: coenzima Q10, idebenona, vitaminas, Corticosteroides e inhibidores de la monoami -
noxidasa, l-carnitina, l-triptófano, dicloroacetato sódico.
Eiris Puñal, J. Castro-Gago, M. (2007). Enfermedades mitocondriales.
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